Semanas atrás se desarrolló la 35° Jornada Nacional de Maní, este año en formato virtual. La actividad trajo muchas novedades para el cultivo y se enfocó particularmente en su nutrición. En este sentido, los grandes protagonistas del evento fueron los microorganismos que, a través del tratamiento de semillas, ayudan a potenciar los rendimientos de una manera sustentable para el medio ambiente.
Algunos de los trabajos presentados en el encuentro estuvieron coordinados por el ingeniero agrónomo Martín Díaz-Zorita, docente de la Universidad de La Pampa y asesor independiente, quien remarcó la importancia de inocular el maní.
“Es una leguminosa que presenta altos requerimientos de nitrógeno para crecer y producir. Por lo tanto, la inoculación es una práctica muy eficiente para aportar dicho nitrógeno en forma natural y hay mucha información que valida que, aplicada de manera adecuada, mejora los rendimientos”, explica el especialista.
El maní es un cultivo de especialidad y la Argentina es uno de los grandes jugadores a nivel mundial. Ese predominio sobre el negocio representa una gran oportunidad por sus posibilidades de expansión por fuera de la zona núcleo, desde el oeste de Buenos Aires y todo el Sur de Córdoba, hasta parte de San Luis y La Pampa.
En ese proceso los inoculantes hacen un aporte fundamental, ya que suelen generar un diferencial productivo que compensa largamente la inversión en su uso.
Por eso, el manejo de inoculantes está muy extendido en los productores de maní que incursionan en nuevas regiones. “Probablemente se esté inoculando casi en el cien por ciento de las nuevas áreas en las que se expandió el maní en los últimos años y, aunque es un poco menos frecuente, sigue siendo importante en las áreas tradicionales de cultivo”, señala Díaz-Zorita.
Uno de los trabajos presentados por Díaz-Zorita, en este caso junto al ingeniero Guillermo Cerioni, hace referencia a la comparación entre distintas tecnologías de inoculación. Los resultados mostraron consistentemente una mayor producción de frutos en los tratamientos inoculados, frente al testigo sin inocular. Adicionalmente, cuando los microorganismos se aplicaron directamente sobre las semillas de manera anticipada, la respuesta a la inoculación fue creciente en tanto aumentaban los rendimientos del cultivo.
En otra serie de estudios, los mayores rendimientos los obtuvo una tecnología novedosa desarrollada en conjunto por las empresas Nitragin y Expel, que lleva el nombre de Peanut Pre-60 y se caracteriza por permitir el tratamiento de las semillas con hasta 60 días de anticipación a la siembra.
El ingeniero agrónomo Daniel Laugero, responsable de Desarrollo de Nuevas Tecnologías de Expel, destaca que el Peanut Pre-60 va a contribuir a una mayor eficiencia productiva del sector. “Al poder inocular de forma industrial, el productor puede concentrarse en la operatoria de siembra sin interferencias, sabiendo que el aporte por fijación biológica de nitrógeno en el cultivo va a estar presente”.
Además de la eficiencia del tratamiento, la posibilidad de inocular hasta dos meses antes independiza al productor al momento de decidir la fecha de siembra. Los polímeros desarrollados por Expel en combinación con la tecnología de prolongación de vida de los microorganismos desarrollada por Nitragin, garantizan protección contra la desecación durante el almacenamiento y permiten su siembra en el momento oportuno.
Esta tecnología permite también una gran mejora en la logística del agua y en la sustentabilidad general, ya que ayuda a reducir hasta 30% la cantidad de residuos generada con las aplicaciones tradicionales por el descarte de envases, bolsas y otros desechos, al no tener que manipularlos, contribuyendo a una producción más cuidadosa del ambiente.
Fuente: Clarín Rural