Las cifras revisadas implican una reducción de la intención de siembra menor a lo inicialmente estimado: 36.267 hectáreas menos que la superficie de la última campaña.
El maní viene demostrando campaña tras campaña un aumento sostenido del rendimiento promedio. De la mano del mejoramiento genético y cuando encuentra condiciones climáticas favorables, su potencial es altísimo.
Aún enfrenta un desafío sanitario que se lleva una parte importante de la producción como es el “carbón”. Sin embargo, de la mano de la investigación local, ya hay a disposición del sector una variedad con altísima tolerancia a este hongo de suelo que seguramente será cada vez más adoptado por el sector, a medida que avancen las campañas.
Por lo tanto, la principal economía regional de Córdoba apuesta a mejorar el potencial de rendimiento y aumentar la variabilidad genética a los fines de poder explorar nuevas regiones productivas para sostener su liderazgo mundial en la producción de maní de calidad.