El maní es un fruto que requiere de un manejo adecuado, sobre todo en el proceso de arrancado para que pueda integrar el próximo ciclo sin arrastrar nuevas consecuencias. Además es subterráneo, por lo tanto se debe tener mucho cuidado en todo el proceso puesto que estará sometido a ataques de enemigos, entre ellos un espectro amplio de hongos.
Hay cosas que sabemos y debemos reparar en ello. Por ejemplo, la influencia del clima al momento de arrancado y cosecha. Para eso tenemos estrategias diversas que tienen que ver con las temperaturas, la humedad y el momento de siembra.
El maní tiene varios enemigos de quienes defenderse en todo su ciclo. “Uno de ellos son los diferentes tipos de hongos, y pueden atacarlo en diferentes momentos a sus tequmentos, cotiledones y embrión. Pensemos a su vez que deberemos tener en cuenta su comportamiento ante diferentes fungicidas, sin olvidar que en el suelo donde va a ser sembrado tiene sus propias características y presencia de potenciales enemigos”, apunta Claudio Oddino.
Estos son los potenciales enemigos que pueden amenazar al cultivo de maní:
La elección del curasemillas
En primer lugar hay que evaluar la carga fúngica (CF) de la semilla, pues la alta CF sumado a un plan de siembra temprana, deberemos echar mano a fungicidas más activos y de mayor espectro debido a que las amenazas son mayores.
Si se siembra a temperaturas normales y la CF es baja se pueden utilizar fungicidas de menor espectro.
Si tenemos una alta presencia de Aspergillus spp, Penicilliumspp y Rizophusspp, se deben utilizar fungicidas protectores, especialmente aquellos que cubren y fortalecen el tegumento.
Si se plantea una siembra temprana y en suelos más pesados se deben mezclar con productos con matelaxil.