Un nuevo día se va apagando, el último del mes de mayo. Me encuentro en una pequeña localidad del sur cordobés, Carnerillo. Afuera hace 5° grados y llovizna, como todo el día en gran parte del país. La última semana de mayo nos adentró de lleno en el invierno, aun cuando todavía no empezó, pero en el pronóstico no se avizoran temperaturas mayores a los 16°C para las próximas semanas.
El motivo de mi visita es la inauguración de la sucursal de una agronomía muy joven de la ciudad vecina (General Cabrera) que ha convocado a sus clientes y amigos para compartir un momento especial. Hay una picada muy completa, bebidas varias, reencuentros, risas y testimonios del presente que atraviesa la producción agrícola en la región, donde el maní hace punta.
Allí nos topamos con Héctor, un contratista manisero que junto a sus hijos trabajan unas 650 hectáreas por cosechadora, para una empresa de la región. Se autodenomina un apasionado del maní, como tantos otros que hemos entrevistados y que conoce a la perfección de las idas y venidas que tiene el sector manisero en su conjunto y el segmento contratista en particular.
Luciano Aguilar: ¡Qué campañita Giavelli!…
Héctor Giavelli: No me hables, tremendo. Veníamos de campañas con excesos hídricos, problemas en el arrancado y recolección del cultivo por enterramiento de las máquinas y pasamos a una campaña con dos meses y medio sin llover, una sequía extrema que género perdidas muy grandes a nivel de rendimientos. Pero la cosa no terminó ahí, cuando estábamos en plena arrancada se largó un temporal de 20 días donde llovió todo lo que no había llovido, un temporal que no nos deja levantar lo poco que hay. Inclusive se está desmejorando la calidad del maní.
LA: ¿En qué momento de las labores los agarró el temporal?
HG: En la arrancada. Hasta ese momento los lotes que pudimos hacer se veía un maní con una calidad intermedia por efecto de la sequía. Cuando volvemos al lote después del primer temporal, notamos una mejora en el maní, se produjo un llenado del grano que fue importante. Pero al cabo de unas semanas y con el regreso de las lluvias, comenzó a desmejorar nuevamente.
LA: ¿Recuerda una sequía similar?
HG: Si, en el año 1974, lo tengo sumamente presente porque ese año nació mi hija. Era muy jovencito – sonríe- sin embargo no llovió al momento de la arrancada, se pudo levantar lo poco que había. Por eso es que éste año es tan particular.
LA: ¿Qué lo liga al cultivo de maní?
HG:Yo fui manisero toda la vida, así que mira si sabré de campañas complicadas. El maní para los productores chicos es como el mundial, cada cuatro años te da una nueva chance. Fui un pequeño productor que bueno, como tantísimos otros fuimos desapareciendo y nos convertimos en contratistas, hace ya unos 17 años.
LA: ¿Cómo es el presente que atraviesa el sector?
HG: La verdad, muy complicado. Y en los últimos se ha puesto más duro. Yo trabajo en sociedad con mis hijos y eso abarata un poco los costos, pero igualmente hoy poner en marcha los equipos, es muy caro. El aumento en los costos de los combustibles y de los repuestos ha sido muy grande. Esperemos que esto mejore.
Por Luciano Aguilar – Redacción TodoMani.com.ar