El maní es un cultivo de alto valor agregado y un protagonista clave dentro de la producción nacional, lo que impulsa a buscar cada año mayor eficiencia y excelencia en el manejo a campo. En este camino, sabemos que las brechas más determinantes en rendimiento y calidad están ligadas a la sanidad del cultivo y a la calidad de la labor de arrancada y cosecha, dos aspectos que definen el potencial productivo y la calidad final del grano.
Nahuel Malatini, Responsable Técnico de Marketing de Rizobacter profundizó: “En Rizobacter contamos con el LEAF, que es el primer Laboratorio para la evaluación de Adyuvantes y Formulaciones, a través del cual desarrollamos este adyuvante innovador.
Había una necesidad muy marcada del sector manicero que supimos escuchar, que eran justamente los problemas de fitotoxicidad y manchado en el cultivo. Con Rizospray Pro Maní logramos aportar una solución concreta a una de las problemáticas más relevantes del cultivo: mantener la eficacia de las aplicaciones de fitosanitarios sin generar daño en el follaje. Los beneficios son evidentes: más fotosintesis, que se traduce en rendimiento y granos confitería, menor ingreso de viruela ya que no hay tejido dañado, mejor calidad de arrancada y que la pérdida de foliolos no sea el motivo que adelante la misma.
Con Rizospray Pro Maní, introducimos en el mercado el concepto de adyuvante funcional fitoprotector: una solución que brinda un atributo adicional al actuar a nivel interno de la planta para mitigar el daño y el costo metabólico que le producen las aplicaciones de fitosanitarios”.
Con este lanzamiento, Rizobacter refuerza su compromiso con la innovación tecnológica aplicada a una agricultura sustentable, aportando soluciones adaptadas a los desafíos de cada cultivo y región productiva.
¿En qué momento se aplica?
Con Rizospray Pro Maní, los productores cuentan con una herramienta diseñada específicamente para acompañar los momentos más exigentes del cultivo. Está diseñado para utilizarse tanto con graminicidas como con herbicidas de hoja ancha, prácticas que suelen generar altos niveles de fitotoxicidad.
Además, su uso con fungicidas e insecticidas resulta especialmente beneficioso en los meses de mayor estrés térmico y condiciones adversas, contribuyendo a reducir el manchado y preservar la integridad del follaje. De esta manera, este adyuvante funcional fitoprotector se integra a los manejos habituales del cultivo para potenciar la eficacia de cada intervención y resguardar la sanidad y el rendimiento, llegando al arrancado con plantas más sanas.


















