La combinación de sensores de humedad en el suelo y riego de tasa variable puede ayudar a los agricultores de maní a incrementar sus rendimientos al tiempo que disminuyen su consumo de agua, según publican desde la Universidad de Georgia el especialista en agricultura de precisión George Vellidis y el especialista en riego Wes Porter.
En cooperación con Adam McLendon, un productor de maní del sur de Georgia, Vellidis y Porter están estudiando los efectos del uso de sensores de humedad del suelo en relación con el VRI (Riego de Caudal Variable). Mediante la conversión de los datos generados a partir de los sensores en las recomendaciones de riego y el uso de VRI, Vellidis y Porter han logrado optimizar la cantidad de agua que se aplica en cada zona de un campo según las necesidades específicas.
Los investigadores están repitiendo el proyecto con McLendon este año, pero en un campo diferente. Aseguran que el objetivo a largo plazo es ver si los sensores de humedad del suelo se pueden instalar uniformemente en diferentes zonas en un campo, para que puedan cambiar las tasas de agua aplicada a cada zona. Vellidis explicó que la idea del proyecto es que en las zonas más secas se pueda aplicar más agua, al tiempo que en las más húmedas, la cantidad de agua disminuya.
El objetivo del proyecto es lograr que el productor sea capaz de ajustar las tasas de riego según las variaciones del tiempo y los requerimientos del suelo. Vellidis es capaz de hacer los ajustes desde su oficina en el campus de la Universidad de Georgia en Tifton, a más de una hora de distancia.
Todas las mañanas, los datos sobre el nivel de humedad del suelo en el campo de McLendon, se envían a la computadora de Vellidi. Un algoritmo convierte los datos de humedad del suelo en mapas reales de riego. Vellidis puede hacer clic en una zona diferente en el campo, y el programa le muestra la cantidad de agua que es necesaria.
Esa información se envía luego a un controlador en el pivote del equipo de riego para que el sistema distribuya en cada lote la cantidad de agua necesaria para que el perfil del suelo esté en óptimas condiciones para el cultivo. El llenado del perfil por vía artificial, para Vallidis, no debe superar nunca el 75% de su capacidad. Así se prevé cualquier evento de lluvia que pueda ocurrir inesperadamente.