La alimentación es uno de los aspectos de la vida humana que mayores transformaciones está experimentando en la actualidad. Entre mil ejemplos posibles, tomemos la incorporación de la mantequilla de maní al abanico de posibilidades de las familias argentinas.
“El maní es un gran alimento, fuente de proteínas de origen vegetal y grasas saludables, además de fibra, vitaminas y minerales. Su alto aporte de grasas saludables lo convierte en un alimento denso en energía, por lo que se ha convertido en un gran aliado en la alimentación complementaria. Aporta grasas fundamentales para el desarrollo del cerebro y calorías para colaborar en su crecimiento”, explica en diálogo con Clarín Rural la nutricionista Agustina Sempé, y agrega que el hecho de hacer un buen aporte de proteínas lo transforma en un alimento clave para incorporar en desayunos y meriendas.
“Colabora en regular el azúcar en sangre, y además aporta saciedad por más tiempo. Una opción que me encanta recomendar es pan integral o galletas de arroz con mantequilla de maní y rodajas de banana o frutilla. ¡Super completo!”, dice Sempé.
Desde el sector productivo conocen las bondades del maní y vienen trabajando para difundirlas y que se incorpore en mayor medida a las dietas de los argentinos, y en el camino, generar valor agregado. Es que la Argentina es desde hace tiempo el principal exportador mundial de maní, pero ahora las empresas productoras también encuentran una veta interesante en el mercado local, con la industrialización y la búsqueda de nuevas variantes. Aviso: el maní japonés que se vende en el chino, es cordobés.
Una de las abanderadas de esa búsqueda es Ivana Cavigliasso, hasta hace poco presidenta de la Cámara de Productores de Maní. “La exportación siempre fue nuestro fuerte pero hoy hay un mercado interno que puede ser más interesante. Los argentinos todavía no estamos acostumbrados a incorporar el maní en nuestra dieta. Desde cada una de las empresas está el foco puesto en ir transformando nuestras materias primas y hoy hay más oferta en la góndola y hay un consumo mayor”, afirma, y agrega: “Los saborizados y crocantes tienen muy buena aceptación”.
Luego destaca que los últimos relevamientos de consumo en Argentina, que se hicieron hace ya varios años, indicaban que el país no llegaba al kilo de consumo anual per cápita mientras que en Europa era de cinco kilos por año. Ahora el consumo local de maní está en alza, aunque aún no hay datos concretos para destacar más que la percepción empírica de ver la mantequilla de maní por todos lados.
“A medida que vamos transformando el producto hay mayor rentabilidad, pero también aumenta la complejidad”, advierte Cavigliasso, y detalla que el 90 por ciento de la producción de maní se exporta y que de ese volumen el 70 por ciento va a Europa.
“A Estados Unidos se carga menos porque es con cuota, porque son de los mayores productores de maní junto con China e India. Argentina está en el primer lugar del ranking de exportadores”, dice.
En el país se siembran aproximadamente 350.000 hectáreas con maní, y al ser Europa el principal mercado, la búsqueda de sustentabilidad es una exigencia. “El cuidado del suelo es fundamental”, dice Cavigliasso, y comenta que la Fundación Maní impulsa investigaciones técnicas para la solución de problemas agronómicos que plantea el cultivo, como la alta exposición a la erosión que genera el sistema de cosecha por arrancamiento de las plantas.
Algunas de las pautas propuestas por los investigadores y consensuadas en todo el sector productivo: se hace maní solo una vez cada cuatro años en cada lote y se rota con maíz, soja, trigo y pasturas. Además, los criaderos de semillas de maní, ubicados en General Cabrera, Córdoba, buscan afinar la selección para que la genética sea resistente a las principales enfermedades y reducir el uso de insumos químicos.
Fuente: Clarín
Precios del Maní
