El campo de la fisiología vegetal está estrechamente relacionado con la anatomía de las plantas, la ecología (interacciones con el medio ambiente), la fitoquímica (bioquímica de las plantas), la biología celular y la biología molecular. De este anclaje, para estudiar al maní, se encarga en el Inta Manfredi, a través del ingeniero Ricardo Haro.
“Las líneas de acción que se han dado desde la experimental de Manfredi son de fuerte impacto porque hacen a cuestiones de manejo, tecnológicas y también de interacción con el programa de Mejoramiento. Desde el punto de vista del manejo hemos atacado líneas bien macros como pueden ser sistemas de rotación, tipos de labranzas, como se comporta el cultivo de maní frente a esos ambientes, como se comporta frente a fecha de siembras y distanciamiento de hileras. Estamos tratando de incorporar modelos de simulación para anteponernos a los problemas y sus posibles respuestas. Y por otro lado lo que se ha hecho es una fotografía de cómo ha ido avanzando el mejoramiento genético, en cuanto a las respuestas fisiológicas y desde allí saber en dónde estamos parados para hablar con el mejorador y decirle por donde debemos ir”, con esta palabras Haro definió su tarea y su aporte al cultivo.
Fechas de siembra y distancia entre hileras
Todos los días, Ricardo Haro pone énfasis en los procesos y mecanismos determinantes del crecimiento, rendimiento y calidad del maní, y de su interacción con el ambiente. “Las otras especies como pueden ser la soja o el maíz, tienen un mayor número de herramientas para enfrentar situaciones críticas, por ejemplo cuando debemos cambiar la fecha de siembra, por algún motivo. En maní lo que debemos hacer es evaluar como repercuten esas fechas a medida que nos atrasamos, o como aumenta a medida que nos adelantamos”, puntualizó.
Añadió que “si al atrasar la fecha cae el rendimiento, debemos tener otra alternativa. Si bien son resultados preliminares de tan solo un año y hecho bajo condiciones de riego, podemos ver que si tengo que salir a sembrar de manera tardía, no podemos mantener el sistema de distanciamiento tradicional que en maní es de 70 centímetros entre hileras de planta, porque los rendimientos caen mucho. Entonces una manera de mermar esa caída, es achicando distancias a 52 centímetros. Alguien del ambiente manisero me dirá, `pero las arrancadoras no están hechas para esa distancia´… bueno yo soy ecofisiólogo respondo y agrego… los que se dedican a la parte maquinaria son muy inteligentes, y deberán hacer equipos que nos permitan cosechar a esa distancia”, apuntó abriendo un debate, que seguramente no quedará acá.
Adelantar la fecha de siembra todo lo que se pueda
Si decíamos que la Ecofisiología Vegetal estudia el funcionamiento de los cultivos y comunidades vegetales de interés agropecuario en relación con la productividad, es vital que nos ayude respecto a la fecha de siembra: “Históricamente se hablaba de que la primera quincena de Noviembre era la fecha óptima y es verdad, yo no estoy diciendo lo contrario. Pero como ha avanzado la tecnología en cuanto a los curasemillas y a los fungicidas corremos con la ventaja de adelantar un poco más las fechas de siembra por más que el suelo este un poquito más frio. Lo que uno puede ver cuando recorre el campo con el maní guacho, cuando empiezan los calores en octubre ya están emergiendo las plantas de maní del año anterior, entonces ese indicio es que ese grano que estuvo enterrado, soportando heladas sobreviviendo al invierno y después cuando se dieron las condiciones sin curasemillas, emergió”, dijo Ricardo Haro.
Esta experimentación a nivel del campo y otras investigaciones, le permiten concluir al especialista que cuando se habla de fechas de siembra, “los mejores rendimientos evaluados se dan sembrando el cultivo a mediados, o fines de octubre. Entonces hay que animarse a adelantar un poco las fechas, sin hacer locuras obviamente, si el suelo esta frio o anegado no podemos salir por una cuestión de receta, pero en la medida en que se pueda adelantar la fecha, se mejora el rendimiento”.
Precios del Maní
