Soave: “Ha sido un año excepcional para la investigación”

Al igual que en los demás cultivos agrícolas, el mejoramiento genético ha sido clave para la producción manisera argentina. Desde que la historia de la producción viró hacia un maní para consumo humano, la investigación permitió mejorar la calidad del maní argentino hasta ubicarlo en lo más alto del ranking mundial. 

En ese sentido, Soave aseguró que las posibilidades que se están abriendo para Argentina son brillantes: “Hoy tenemos una persona que junto con la Fundación Maní Argentino está haciendo un trabajo de investigación en el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) por el tema carbón, entre otras cosas”.

Gran parte de los avances científicos se deben a convenios de trabajo con instituciones muy importantes como USDA, INTA, SIAB, la Universidad Nacional de Córdoba, la de Río Cuarto, entre otros.

Entre las novedades del criadero se encuentra EC98-AO, una variedad de maní que viene a reemplazar al Granoleico, la variedad más utilizada hoy en toda el área majuannisera. “En marzo del 2017, en el recorrido anual que realizamos por el criadero junto a productores y clientes, estaremos presentando esta variedad alto oleico que supera ampliamente a Granoleico en producción y en calidad de grano” destacó Soave.

Ley de Semilla

“Para investigar hace falta dinero” dice Soave, haciendo referencia a la necesidad de que se sancione la Ley de Semillas que ya se está tratando en el congreso y que, según indica, permitiría en el corto plazo obtener más variedades y con mejor calidad.

“Una empresa como Monsanto que tiene grandes fuentes de financiación propias, no está esperando la moneda para investigar. Pero para los semilleros como El Carmen y tantos otros que hay en Argentina que hacen trigo, forrajes o semillas de soja, ese dinero es fundamental” comenta el breeder en maní.

En la actualidad, más del 90% del área manisera argentina utiliza una sola variedad, lo que acarrea una serie de inconvenientes que van desde el retraso en la cosecha ante complicaciones climáticas hasta la imposibilidad de explorar nuevas regiones productivas aptas para el desarrollo del cultivo.

La falta de recursos le pone un techo a la investigación. “En el caso del criadero El Carmen, si no hacemos más de lo que hacemos es porque no podemos –dice Juan Soave- es más, hacemos mucho gracias a la colaboración de los investigadores que trabajan con nosotros. Pero no podemos retribuirlos como corresponde porque están faltando esos ingresos que una Ley de Semillas garantizaría”.

El maní, al igual que otros cultivos agrícolas, posee variedades que pueden sembrarse durante muchas campañas. Es lógico que con el correr de las campañas esa semilla vaya perdiendo calidad y poder germinativo. En la actualidad, muchos países referentes en la producción agrícola han implementado este tipo de sistemas que demanda, fundamentalmente, el control de estamentos públicos que fiscalicen el uso de la semilla.

Por último Soave recordó: “La ley de semilla no va a ahogar a los productores porque lo que pagan por la tecnología versus lo que ganan por el uso de ella, no tiene comparación. Ahora, ese porcentaje ínfimo para el productor tiene una proyección que para la investigación es maravillosa”.

El criadero dice tener la solución para el carbón del maní, una enfermedad que genera grandes pérdidas de producción. Sin embargo, para que esa variedad llegue al campo tendrán que esperar mínimo tres años más. “Si tuviésemos mayores fondos para trabajar, haciendo dos multiplicaciones por año, con mayores invernáculos y desde otras regiones del país, como el norte, podríamos reducir ese proceso casi a la mitad del tiempo” finalizó Soave.